Amélie y su ejército de wanna be's.

(añádele una imagen pretenciosa y fácilmente  prostituible)


Son fáciles de distinguir, se adaptan fácilmente al ambiente,
 aunque quieran ser distintas, aparentemente.

Se codean en un círculo rodeado de lentes,
 gafapasteado pero, adredemente,
 dejando mal a los que por naturaleza no vemos, decentemente.

Su superficialidad sale a la luz, ingeniosamente,
 con camisetas llamativas de citas famosas alteradas, graciosamente.

Aquí acaba su inteligencia ya que, si preguntamos a tales entes,
 podrá observar que incluso un pez es más grandilocuente.

Aunque hablando de carcajada, se me viene a la mente,
 una de estas a la que visito, muy frecuentemente
 y me hace pensar... :
         ¡qué tristeza me produce que me comparen
                con esta gente!

School of Arts.

Y aquí estoy, un día más,
inmovilizada, sin parcialidad,
desganada miro y escucho una
clase más en la que me vuelvo a plantear el
enrriquecimiento inexistente que se liqua 
y cae en forma líquida por mi cabeza
y dejo de mirar, y intento escribir(lo), y cierro.

monóxido de carbono.

Respiro algo parecido a cloro,
me persigue un aurea de productos de limpieza
Manchas, limpiemos, manchas, frotemos
               que reluzca la artificialidad
que todo parezca limpio